Carta Abierta al Presidente Biden

Estimado Presidente Biden,

Le escribo esta carta desde la misma computadora que he usado los últimos cuatros años para defender la democracia y el legado histórico de este país. Estos cuatro años han parecido una eternidad, y viendo su discurso inaugural he decidido plasmar la mezcla de sentimientos encontrados que me sobrecogen. Siento esperanza y alegría, pero al mismo tiempo me embarga la zozobra y el temor. Gozo por lo que decidimos dejar atrás, pero me corroe la incertidumbre e inquietud ante lo que vendrá. Sé por qué ganó; lo sé por qué un número -sin precedente alguno- de ciudadanos votó y ese voto se volcó significativamente en su favor. La mayoría le acompañó; algunos con entusiasmo, otros con ambivalencia, muchos para darle un puntapié al Trumpismo. Sin embargo, no sería justo olvidar que un número -sin precedentes también- de ciudadanos votó en su contra. El país está hoy más dividido que en ningún otro momento posterior a la Guerra Civil. Más que un Presidente, el país y su gente necesita un sanador, pero desafortunadamente esa tarea vital no puede ser solo su tarea, esto no se puede convertir en el centro y único motivo de su agenda. El país necesita más, el país necesita un líder que guíe en estos tiempos oscuros del Covid-19, un líder que recupere la economía de forma integral, no solo a Wall Street, un líder que tenga compasión por aquellos que desafortunadamente han perdido familia, negocios, trabajos, ahorros. Un líder que nos advierta y proteja mientras escucha y se guía por argumentos científicos y no por los ratings y el oscurantismo. En esencia, necesitamos un líder que muestre liderazgo, esa palabra que ha estado ausente por mucho tiempo en el puesto más alto y poderoso de este país y del mundo.

Su mandato necesita capturar el sentir de los indignados, los enfurecidos, los enojados. Pero no solo los que votaron por Ud., al ver años de ausencia de liderazgo, democracia diluida, transición trastocada, derechos humanos, raciales y sociales disminuidos, sino también de esa gran masa que, basada en demagogia, mentiras, tendencias ególatras y dictatoriales fueron convencidos que era beneficioso para ellos votar por Trump. Puede que Ud. no condone la retórica divisiva y llena de odio de algunos de ellos que está basada en sentimientos racistas y nativistas. Sin embargo, eso no le debe hacer olvidar que su dolor es real, que ha sido el producto de varias décadas de creciente desigualdad, pobreza lacerante y sistemáticos problemas de salud y esperanza de vida. Muchos liberales dirán que esos reclamos son solo pérdidas del privilegio de blancos, yo le sugiero no lo crea y observe cómo las condiciones de vida de los afroamericanos también se han empeorado en el mismo periodo de tiempo debido a más de 30 años de políticas neoliberales promovidas por el GOP, pero también por políticos Demócratas corporativistas como Clinton y Obama que corrieron al partido tan a la derecha del espectro político como nunca antes ha estado.

Mientras avizora un camino hacia el futuro, es importante que Ud. se percate que Trump, no salió de la nada. Trump no es la causa sino más bien la consecuencia de muchas cosas que están mal.  Nuestra democracia está en peligro, no por culpa de la izquierda internacional como muchos medios pseudo-informativos gritan a todo pulmón. No, nuestra democracia está en peligro, porque cada vez se parece más a una plutocracia oligárquica donde los ricos tienen acceso ilimitado a la política y a los políticos. Debería castigar al GOP por su obstruccionismo, y su cabildeo constante por ese pequeñísimo sector que tiene más poder y dinero que la mitad más pobre de este país. Debería sacudir al sistema y darle un puñetazo al statu quo. Debería revivir el “Sueño Americano”. Debería “Make America Great Again”, pero no de la forma demagógica en que el discurso político de Trump usó este lema, sino retomando las políticas sociales y económicas que hicieron este país, el país más poderoso del mundo, con la clase media más grande, educada y próspera del mundo. Es imperativo, retomar el trabajo inconcluso de Frank Delano Roosevelt (FDR), que fue complementado por las administraciones de Truman, Eisenhower, Kennedy y Lyndon Johnson. Estas administraciones Demócratas y Republicanas afianzaron el modelo del “New Deal” y de la “Great Society” porque simplemente sabían que el bienestar del pueblo, la prosperidad de la nación no tiene tintes políticos.

Entender la historia del país, es parte de encontrar el camino hacia el futuro, estos últimos cuatro años nuestra sociedad ha coqueteado con el fascismo más que nunca. Sr. Presidente, Ud., tiene la responsabilidad, como la tuvo FDR en su momento, de acabar con estos males de raíz y movernos, a todos, en la dirección correcta hacia el futuro. Necesitamos que se invierta en energía limpia, que se invierta en infraestructura moderna, que se eduque a la mayoría. Que la creatividad y la investigación científica vuelvan a ser los pilares de la sociedad. No podemos seguir posponiendo el sueño de que todos somos iguales ante la ley y el estado y que el motivo fundamental de nuestra existencia es “The Pursuit of Happiness”. Pero para eso, tiene que haber también justicia laboral, no es justo que alguien trabaje 40 horas a la semana y no tenga un salario que le permita vivir dignamente. No es justo que las personas necesiten dos o tres empleos para poder llegar a fin de mes. No es justo que la gente teme ir al médico, porque no tiene seguro o simplemente porque este puede ser el primer paso hacia una bancarrota. No es justo que haya familias decidiendo si sus hijos deben renunciar a sus sueños universitarios o se llenen de deudas estudiantiles. No es justo que nuestra economía siga dependiendo de un sistema migratorio obsoleto que utiliza las penurias y necesidades de los trabajadores indocumentados, mientras el sistema los trata como ciudadanos de tercera clase.

Le confieso que no temo que USA se vuelva Venezuela, Nicaragua o Cuba. Se que eso nunca pasará, pero si temo que USA siga siendo el mismo USA. Un país plutocrático alimentado por contribuciones corporativas que crean cabilderos de poder en vez de representantes democráticos. Un país que mantiene el capitalismo de amigotes e influencias. Una de las pocas cosas positivas que recuerdo de la administración Trump fue que no se involucró en ningún conflicto internacional. Por supuesto, esto lo hizo enemistándose con aliados, colaboradores y con gran parte del pueblo de este país. Me preocupa que volvamos a la guerra, a ser el policía del mundo. Que mandemos a nuestros jóvenes a luchar y morir por el bienestar de las corporaciones. El aislamiento no es el antónimo de intervencionismo. Necesitamos que USA sea un líder a nivel mundial, pero un líder ético y responsable.

Por último, pero con igual importancia le hablo como ciudadano cubanoamericano. Le pido que tenga mano dura con el régimen dictatorial de la Habana, pero que lo haga sin afectar directamente al ciudadano de a pie. El ciudadano de a pie en Cuba lleva 60 años sufriendo las atrocidades del desgobierno y para colmo siendo usados, por la política exterior promulgada por el exilio cubano más extremo, como carne de cañón para llevar a cabo un cambio de sistema por el cual ellos siempre han presionado desde la tranquilidad de la democracia. Yo, como muchos otros, viví allá y vivo ahora aquí, y le puedo decir que cada pueblo tiene su historia y su tiempo para hacer historia y el pueblo cubano lo hará cuando considere que llegó su momento. Por eso le pido que sea un aliado del pueblo cubano, que deje de aplicar la estrategia de la olla de presión, que solo afecta al pueblo y además le da oportunidad a la dictadura de venderse como víctima de un bloqueo extranjero. Si bien es cierto que la nueva política de entendimiento y apertura que inauguró la administración Obama le brindó un poco de aire al desgobierno, le puedo asegurar que le dió a la población en general mucha más libertad económica, prosperidad y visibilidad que ninguna otra medida en los últimos 60 años. El ahogo económico siempre crea dependencias. Sin embargo, empoderar al cubano de a pie, independizarlo del gobierno es el primer paso para lograr el tan ansiado cambio. La futura Cuba, la tienen que construir los cubanos de allá, con el apoyo de los cubanos de aquí y de una comunidad internacional que USA debe liderar.

Hoy, el día después de su inauguración, estaré haciendo la tarea que me toca: vigilarle, exigirle, y recordarle el imperativo de reconciliarnos. De gobernar en nombre de todos y para el bien de todos. De reconocer el pluralismo y promover la tolerancia. De combatir privilegios y corrupción en donde quiera que existan. Recuerde, le concedimos un voto de confianza, pero Ud. debe ganarse la confianza de todos los ciudadanos de este país.

Saludos y buena suerte,

El ciudadano Lorenzo Vega

 

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