Trump apretó todo lo que pudo a los cubanos en la isla durante sus últimos meses como presidente. Envuelto en una campaña electoral rompehuesos, necesitaba el apoyo sólido de los cubanos-americanos conservadores de Miami. Si Trump perdía la Florida, los resultados de la elección serían definitivos a las 8pm del mismo día de votaciones… Así que muchas familias cubanas tuvieron que pagar el costo de un necesario (aunque finalmente inútil), movimiento electorero de la administración republicana. Siguiendo su estrategia de escribirse “cartas de amor” con un asesino, uno que exhibe armas nucleares en Norcorea, pero por otro lado, apretando todo lo posible a quienes no representan ningún peligro para la seguridad nacional de su país, una de las más terribles medidas de Trump fue prácticamente impedir los canales formales para el envío de remesas, alegando que éstas eran administradas por empresas vinculadas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias. El gobierno cubano, por su parte y esto es algo que pocos conocen… intentó que una tercera entidad, distinta de las dos prohibidas, tomara las riendas del envío de remesas, pero aún así la administración de Trump persiguió esta tercera entidad y demostró que, no importa qué hiciera el gobierno cubano, iban a continuar prohibiendo una posibilidad tras otra: La decisión era clara: no habría remesas para las familias cubanas, ellas tendrían que pagar el costo de la guerra desatada.
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