Este es un viaje hacia el sonido

Tal vez sea ingenuo, pero me encantaría creer que una vez que empiezas a amar algún aspecto de una cultura, su música, por ejemplo, nunca más podrás pensar en la gente de esa cultura como menos que tú. Me gustaría creer que si me conmueve profundamente una canción que proviene de algún lugar que no sea mi propia tierra natal, entonces, de alguna manera, he compartido una experiencia con la gente de esa cultura. Me he contaminado agradablemente. Puedo identificarme de alguna manera con él y su gente.

David Byrne

 

Este es un viaje hacia el sonido: un viaje que, a lo largo del camino, traerá nuevos colores, nuevas dimensiones, nuevos valores. “Train Sequence” fue narrada por Geoffrey Sumner del álbum de 1958 A Journey into Stereo Sound y muestreada por Eric B. y Rakim en 1987, con la exitosa canción Paid in Full.

Hola, y qué honor escribir mi primer artículo para este fantástico sitio web, 23yflagler. Esta columna analizará la música cubana y su increíble historia desde la época colonial, incluso la taína, pero sobre eso más adelante. ¿Cómo llegué a poseer más de 1,692 conciertos de música cubana y 2,900 álbumes, lo cual son 27.534 canciones?

Empecemos mi andadura musical con mi abuelo del lado de mi padre Ricardo Capote, un político camagueyano, del Partido Auténtico. Mi tía me dijo que su canción favorita era La Boda de Luis Alonso, de Gerónimo Giménez, una zarzuela española. Se interpretó por primera vez en 1897, antes de que naciera mi abuelo (1905), así que me imagino que quien se lo mostró mi bisabuelo Manuel Capote.

Luego tenemos del lado de mi madre, a mi abuelo Landelino Santiago Rius, el único músico conocido en mi familia. Era de La Habana y desde pequeño aprendió a tocar el piano, luego la mandolina y una guitarra a la que había bautizado como “diamante negro”. Era famoso en el barrio de Fontanar, en Boyeros, cerca del aeropuerto José Martí, porque siempre estaba en el porche cantando y tocando e incluso, escribió una canción llamada “Fontanaria” en la década de 1960, junto con muchas otras canciones. 

Luego tenemos a su hija, mi Abuela Silvia Santiago, que grababa Punto Cubano cada vez que visitaba Cuba. En mi visita en 2017, dos años antes de su muerte, recuerdo haber pasado una tarde alegre escuchando un disco que traje de su favorito, y un gigante de la música cubana, Barbarito Diez. 

Luego tenemos a mi padre, Héctor L. Capote, que tocaba música cubana todos los días después de llegar a casa del trabajo o los fines de semana. Digamos, cuando que cuando yo era adolescente, él estaba molesto porque el Hip Hop era mi música. A mi padre  le ofrecieron ser bailarin en Tropicana en la década de 1970, pero mi mamá puso fin a ese sueño con sus celos. Ese es mi linaje musical y es importante en tu viaje musical conocer el pasado, porque explica quién eres y cuál puede ser tu futuro.

Cuando yo era niño en Cuba, en la década de 1970, mi padre me dijo que bailaría en la televisión y que amaba a Boney M, que era de Jamaica, pero importante en Cuba. Cuando vine de la isla a Estados Unidos, durante la crisis del Mariel, yo amaba a Michael Jackson. Recuerdo pasar a menudo por una tienda en 49th St. en Hialeah, donde veía la chaqueta Thriller, costaba 50 dólares, pero nosotros estábamos en asistencia social. Luego entré al Hip Hop en la década de 1980, y después de conseguir mi primer trabajo a los 14, me pasaba viernes, el día de pago, en la tienda de discos comprando álbumes de Hip Hop. Esta tradición de los viernes duró hasta que las tiendas de discos prácticamente desaparecieron en la década de 2000. Mi colección creció a más de 300 discos de Hip Hop de todo Estados Unidos. Yo era un típico hermano de Miami con el salmonete de la ciudad y casi no me identificaba como cubano.

Después de la secundaria en 1991, encontré el speed metal y mi gusto se expandió al rock, lo que me llevó a los Beatles y Rolling Stones, mi grupo favorito. Empecé a tocar la guitarra, un Rickenbacker como John Lennon y aprendí blues. La música de los sesenta, especialmente la psicodélica, me abrió la mente a diferentes sonidos y culturas. Por esta época, me mudé con mis amigos y fumé hierba y tomé ácido y hongos. Conocer gente nueva significaba aprender nuevos artistas y estilos. Siempre llevaba la música a la que cada uno me introdujo como una última impresión. Coleccioné CDs en la década de 1990, que crecieron a más de 5,000, gastando alrededor de $ 300-400 al mes en música. En 1997, mi mejor amigo Fred me puso un CD de música cubana, Buena Vista Social club. Me asombró por primera vez. Me sentí orgulloso de mi cultura;. Sentí que mi ADN cubano se despertaba.

Por primera vez hablé con mi padre sobre música. Ambos amamos ese álbum y lo escuchábamos juntos. Como estaba obsesionado con la música y la psicodélica de los sesenta, recuerdo haber leído sobre el Grupo de Experimentación Sonora del Icaic. Compré los cuatro álbumes y escuchamos a Pablo Milanes cantar Yolanda en casa de Papi, y acabó llorando. Amaba a Pablo y me dijo que hacía tanto tiempo que no escuchaba esta hermosa canción. Después de que Papi murió en 2006 de cáncer, estos momentos están para siempre en mis oídos y en mi corazón. 

Durante la década de 2000, tuve un programa en la estación de radio del campus de Kendall, del Miami Dade College, a las 1600 AM que se llamaba “Prueba de ácido de Kool-Aid eléctrico”. Me convertí en el director del programa, me llamé DJ Cornelius Capote y tuve el programa más popular y fui invitado por otros DJ. Después de eso, fui DJ en una de las primeras estaciones de radio por Internet llamada “Eyeqradio”, ubicada al lado de la famosa Tobacco Road. El mismo programa, pero esto fue durante la era del dial-up de 56.000 veces. Luego, alrededor de 2010 y el comienzo de Podcasting, a Fred y a mi se nos ocurrió la idea de “Radio Revolución Mundial”.

 

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