La importancia de tener los ojos azules

La maestra le dijo a sus alumnos “Los niños que tienen ojos azules, son parte de un grupo superior a los otros niños que tienen ojos café”. Fue una sorpresa, los pequeños nunca habían escuchado de tales diferencias entre sus compañeros. 

La maestra, para reforzar ambos estratos, les ofreció un collarcito a los niños de ojos azules, como símbolo de pertenencia al grupo aventajado; así como también les autorizó pequeños privilegios, tales como disfrutar de unos minutos más de recreo y breves ayudas durante el almuerzo. Los niños “superiores”, podían incluso beber agua donde no lo tenían permitido los niños de ojos café. 

Al principio, los estudiantes ofrecieron resistencia, no admitían que debieran tratar a sus compañeros de manera diferente…. pero la maestra resaltó las virtudes de los de ojos azules y afirmó que eran mucho más inteligentes que sus compañeros. Los resultados no demoraron…, los del grupo “superior” comenzaron a actuar arrogantes o mandones y los del grupo “inferior”, se volvieron más tímidos. 

En poco tiempo, las calificaciones del grupo de niños de ojos azules fueron mejores que las de sus compañeros del grupo “inferior”, un resultado sin precedentes en el centro educacional. Las etiquetas que distribuyó la maestra y los símbolos que utilizó para reforzarlas, habían establecido una realidad alternativa para sus estudiantes: una que determinaba quiénes tenían éxito y quiénes no. 

El experimento fue desarrollado a finales de los años 60, la maestra fue Jane Elliot, pedagoga y activista quien demostró los efectos del racismo institucionalizado. 

Hoy se discute sobre los símbolos históricos en los Estados Unidos y si deben ser derribadas, cambiadas u olvidadas las estatuas que representan la época de la confederación y su defensa de la esclavitud.

En mi criterio, no se trata de transformar la historia, sino de ir librando al presente de esos símbolos que aluden a una superioridad artificial entre blancos y negros, una época dolorosa, en que el sometimiento de un grupo de seres humanos fue una terrible traición a los propios ideales de igualdad para todos de la joven república estadounidense. 

La eliminación de estos monumentos no será suficiente para acabar con todo racismo institucionalizado, pero al menos, puede ser un comienzo simbólico y visible.

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