La primera decisión de Biden va a ser una de las mejores que tome: Kamala Harris.

En octubre de 1964, un emigrante jamaiquino, Donald Harris (luego un distinguido profesor de economía de la universidad de Stanford) y su esposa también emigrante de la India, Shyamala Gopalan (médico y posteriormente importante investigadora del cáncer), dieron la bienvenida al mundo a su primera hija a quien llamaron Kamala, que significa “flor de loto” en sánscrito. Hoy esta hija de emigrantes ha aceptado acompañar a Joe Biden como vicepresidenta y de ser elegida, estaría a un paso de la presidencia. Es la primera mujer de no de raza blanca y la primera hija de dos padres emigrantes que llega tan alto. Más allá de su persona política, como símbolo, representa lo mejor del espíritu de Estados Unidos y eso debería ser motivo de orgullo para todos.

Abogada de carrera y fiscal de profesión, Kamala Harris ha desarrollado toda su vida laboral en el servicio público. Actualmente es una de las senadoras por el estado de California, elegida en el 2017. Previamente fue la fiscal del estado desde el 2011 al 2017 y de San Francisco desde el 2004 al 2011. Su récord como fiscal ha sido objeto de mucho escrutinio debido a su línea dura contra el crimen que a veces afectó a minorías desproporcionadamente. Esto le ha ganado críticas válidas del sector más progresista durante sus campañas. No obstante, fue elegida al Senado con el 60% del voto.

Harris se considera dentro de una línea política centrista y pragmática pero firmemente a tono de los valores del partido demócrata moderno. Aún teniendo en cuenta las críticas a su pasada actuación en la justicia criminal, Harris puede ostentar un récord progresista tanto como fiscal general de California como en el Senado en cuanto al medioambiente, protección al consumidor y corrupción, fraude y abuso empresarial. En el Senado se ha destacado por su carisma televisivo, la fuerza de su personalidad –muchos que solo la han visto en televisión se sorprenden de su diminuta estatura, mide solo 5 pies 2 pulgadas– y su activa participación en varios importantes comités de los que es miembro. Hizo gala de su habilidad como fiscal al interrogar al aspirante a juez de la Corte Suprema, Bert Kavanaugh, en uno de los momentos más tensos de su confirmación. Y de interés para los cubanos, fue co-patrocinadora de la ley de viajes libres a Cuba, presentada por el senador republicano Jeff Flake.

¿Qué trae Kamala Harris a la dupla demócrata para las elecciones presidenciales? Durante la campaña, un vicepresidente tiene que cumplir dos objetivos: no dañar la campaña del candidato a presidente y generar entusiamo en la recta final. La selección de Harris cumple ambos. La política convencional diría que normalmente se elige a un compañero de boleta proveniente de un estado en juego, y California va a votar por los demócratas. Pero estos no son tiempos convencionales. Lo primero que trae Harris es afianzar el apoyo de Obama y su formidable maquinaria política y de recaudación de fondos. Las elecciones modernas se ganan en la internet y requieren una cantidad considerable de fondos, tanto o más que la televisión, además de la participación de los mejores estrategas demócratas. Biden/Harris garantiza ambos al ser la reencarnación política de Obama/Biden. Lo segundo es su atractivo a los independientes, precisamente por su reputación de estar al lado de la “ley y orden”. Una de las líneas de ataque que venían salivando los republicanos era presentar a la boleta demócrata como flojos contra el crimen, en el marco de las protestas de Black Lives Matter y el movimiento de reforma policial que han demonizado y esperaban usar como maza electoral. Harris les quita ese ángulo: cada ataque para generar desconfianza entre las minorías le ganaría votos entre los independientes, sobre todo de clase media y en estados en juego. Eso no quita que no lo vayan a intentar, pero no es creíble. Y lo tercero y quizá más importante: Harris ahora representa el renacer del cambio generacional del partido demócrata que se perdió con las nominaciones de Hillary Clinton y Joe Biden. Una mujer, de raza mixta, hija de emigrantes. No hay mejor abanderado del cambio demográfico y político de este país, o mejor contraste con la política y retórica xenofóbica, aislacionista, populista y divisiva de Donald Trump.

lo más reciente:

comparte este articulo

mÁS: