Patriotismo y ciencia histórica: notas sobre un ciber-debate

Patriotismo y ciencia histórica: notas sobre un ciber-debate

 

“Cuando Robinsón Crusoe abrió los ojos y vio que estaba
solo en una isla… se quedó mirando al cielo…”
Carlos Varela

 

Ortega y Gasset entendía a la crítica como patriotismo (1), cuestionando aquella España que quedó evidenciada en su marasmo tras ser derrotada en la guerra Hispano-cubano-norteamericana de 1898, tal y como Unamuno identificaba con el espíritu roussoneano el querer hacer una cultura encerrada en si misma bajo pretexto de nacionalismo.

 

Querer enquistar la patria y que se haga una cultura lo más exclusiva posible, calafateándose y embreándose a los aires colados de fuera parte del error de creer que más perfecto al indio que en su selva caza su comida, la prepara, fabrica sus armas…que al relojero parisiense que, puesto en la selva, moriría acaso de hambre y de frio (38)

 

Mi reciente participación en un programa de 23 y flagler, me ha traído el recuerdo de estos dos pensadores españoles porque cuando se va a hablar sobre la actualidad política en Cuba se sigue apelando al concepto de soberanía. Esto ocurre incluso para considerar como una empresa criminal recibir fondos para desarrollar el periodismo en un contexto donde solo existe una prensa estatal y partidista, ni siquiera pública (en la constitución cubana no se clarifica si la prensa además de estatal sólo pueda ser partidista. Desarrollar este tema me llevaría un espacio que en este artículo no tengo, pero me veo obligado a introducirlo a los lectores tras en dicho programa donde participe haber recibido descalificaciones de parte de un profesor de economía de origen cubano, conocido en los medios locales. 

Uno de los puntos de mi participación en ese programa y en el que deseo detenerme es en torno a un problema que ya no tiene que ver con la soberanía en un mundo cada vez más globalizado sino al pasado reciente de este mismo concepto. Por la extensión de estos me limitaré en este artículo a una de las afirmaciones que allí hice. En el citado programa planteaba que las relaciones con los Estados Unidos bajo el periodo del presidente Carter (1976-1980) no pudieron avanzar hacia una normalización (en aquel entonces el presidente podía levantar el embargo) gracias a la intervención cubana en Etiopía y Angola. Según López Levy, el entonces presidente norteamericano no estaba realmente interesado en condicionar el levantamiento del embargo a la salida de las tropas cubanas de África. Si se entiende el contexto de la guerra fría, en la cual los EE. UU habían acabado de sufrir la caída de Vietnam del Sur, la presencia cubana en Etiopia y Angola, era un elemento más para sostener la tesis de historiadores conservadores norteamericanos que bajo dicho gobierno se había producido un “vacío de liderazgo’. 

Es sabido que Carter basó su política exterior en promoción valores (2) frente al realismo de Nixon. Esto explica que rompiera con aliados tradicionales como Somoza o que enfriara el respaldo a la dictadura militar argentina. Sin embargo, al intentar el camino de la normalización, el propio Carter tenía que enfrentar por una parte la opinión pública-que lo percibió como un presidente débil frente a la URSS que bajo su periodo invadió Afganistán-mientras el gobierno cubano apoyaba a aliados políticos militarmente en África y económicamente en el Caribe (Nicaragua y Granada). Era la ruptura de la política de distensión inaugurada en el segundo mandato de Nixon. El propio Carter en sus memorias ha explicado las razones por las cuales en su momento no levanta el embargo:

 

Whatever Castro inclinations, he prevented better relations with the United States when from April to October 1980 he enabled what became known as the Mariel boatlift. This included numerous criminals among legitimate refugees coming to our shores. Further progress was stymied by Cubas’ additional troops deployment to Ethiopia and continued promotion of communism in some countries in this hemisphere (Carter,187)

 

Si bien para un historiador las palabras de Carter son las de un protagonista y se deben considerar otros testimonios y fuentes para construir hipótesis, hay sobradas razones para pensar que la proyección internacional de la revolución cubana fue un obstáculo para la normalización de las relaciones. Entender esto es importante al menos para una comprensión de la historia: no es tanto la soberanía cubana como el disputar la hegemonía norteamericana en determinadas regiones, sobre todo, pero no exclusivamente en América Latina. Un punto a debatir hubiera sido en cuanto ha cambiado esta política norteamericana después del fin de la guerra fría y si esta lógica se mantuvo o en qué cambió durante la administración de Bush hijo mencionada en el programa pero esto será motivo de otro artículo.

 

(1)  Decía Ortega en 1914 sobre el patriotismo tradicionalista español, al uso en su tiempo: “…tiene que parecernos perverso un patriotismo sin perspectiva, sin jerarquías, que acepta como español cuanto ha tenido a bien producirse en nuestras tierras, confundiendo la más ineptas degeneraciones con lo que es a España esencial”(Meditaciones, 172)

(2) “The new president’s emphasis on human rights expressed both his streak of Wilsonean idealism and his desire to move beyond the realm of Nixon-Kissinger realism” ( Donelson, 489) 

Obras citadas: 

Carter, Jimmy: A full life, reflections at ninety. Simons and Schuster, 2015

Donelson Moss, George: America in the Twentieth Century. Fifth Edition. Pearson,2004.

Ortega: Meditaciones del Quijote. Ediciones Cátedra S.A, 1995. 

Unamuno, Miguel de: En tono al casticismo. Introduction of Enrique Hall. Alianza Editorial. Madrid, 2017. 

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