Represión NO y punto

Tal vez fue interceptada una conversación sobre otra huelga de hambre…

No lo sabemos, pero lo cierto es que una acción tan significativa como entrar a casa de Luis Manuel Otero Alcántara y llevarse su trabajo artístico, era por diseño una forma de provocar en él la reacción más impulsiva. 

¿Podía repetirse otro acontecimiento como el del 26 de noviembre de 2020, en que los acuartelados en San Isidro fueron sacados por la fuerza ante el horror de muchos de sus compatriotas y de los gobiernos del mundo que prestaron atención? 

“Acuartelados” es una palabra que suena muy bien. 

No cuestiono la legitimidad de la huelga, pero el crescendo dramático podía competir con la nominación que fuera. Represión de estado en audio y video, hachazos en la puerta, apagones de internet y arrestos de medianoche. Hollywood es un bebé.

Pero ahora la historia fue diferente… en lugar de los huelguistas controlar la narrativa, Luis Manuel fue completamente aislado de sus amigos y de sus seguidores. Los días pasaban sin la noticia de la deposición de la huelga, o de la muerte de Luis Manuel, o de lo que sea que haya pasado y los medios sociales exigían información y contenido.  Tal vez muchos se impacientaron y dijeron  “este es el momento”, o tal vez algunos ya lo tenían planeado.

Estallaron micro protestas en la calle Obispo, a las que casi nadie se sumó, más allá de corear “Patria y Vida”. Varios “influencers” llamaron, prácticamente, a que la gente fuera y se enfrentara con la policía en el cerco de San Isidro. Un llamado que, al parecer, prácticamente muy pocos se lo tomaron en serio…

Al final, casi todo giró en torno a la huelga de hambre, a si Luis Manuel pudo aguantar sobrehumanamente la semana sin agua, o si la hemoglobina elevada era posible después de un ayuno. Acotación: es posible tener esa hemoglobina durante una huelga de hambre.

Entonces parecía que toda la responsabilidad caía sobre Luis Manuel, su “farsa”, su “mercenarismo”, su “actitud sospechosa”, o las “drogas que le han metido para someterlo y hacer ese comercial revolucionario en una camilla del Calixto García”. 

Yo recibí mensajes de amigos en Cuba, ninguno particularmente defensor del régimen cubano “la huelga fue una payasada”, y otros por el estilo.

¿Podría ser justo decir que Luis Manuel recibió alrededor de un 90% de las opiniones de la gente?

¿Cómo es posible que después de que a alguien le hayan entrado a su domicilio, llevado extrajudicialmente su trabajo artístico, puesto una cámara de vigilancia, sin ocultar, frente por frente a su casa; cercado y aislado de toda comunicación durante su declarada huelga de hambre, arrestado médicamente y publicados sin autorización suya o de su familia, sus resultados de laboratorio, sin intervención de mediadores o criterios independientes… ¿Cómo puede ser que la gente pueda todavía estar preocupada por si hizo, o no, una huelga de lo que sea…?

Y es que así terminamos gritando en la plaza pública “quemenlo por hechicero”…

La normalización de la represión es lo más terrible que puede emerger de esta historia. Es posible que muchos en la isla (y en miami…) comulguen con esto porque consideran que Luis Manuel es parte de un plan estadounidense para provocar muerte y destrucción en Cuba. Al menos… eso es lo que dicen. 

La razón para que muchos “normalicen” lo acontecido, es que el enemigo exterior es también implacable y miserable, el “enemigo imperialista” que dedica millones anuales para el cambio de régimen. Ustedes no respetan las leyes internacionales, pues nosotros tampoco. Ustedes nos hacen esto, nosotros les hacemos aquello.

Los de afuera, por su parte, son también incapaces de ver el daño que ellos mismos generan respaldando el “aislamiento/embargo”, del cual no quieren siquiera hablar. Así como mismo hacen muchos en la isla, que prestan atención selectiva a la destrucción de parte del espíritu de un ser humano, con el borrado o destrucción de sus obras.

Y casi nadie entiende bien el daño que le hace al otro.

Y todos se indignan cuando se  los mencionas…

Tal vez podamos establecer un criterio muy simple: REPRESIÓN NO y PUNTO.

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