Y ahora va a resultar que el desabastecimiento y el desestimulo de la producción de alimentos eran intencionados, y bien intencionados, compañeros.
Granma publicó el pasado martes 9 un breve artículo en que da a conocer un estudio, de no nos dijo quién, basado eso sí en las cifras que publica la Universidad John Hopkins y los datos de la OMS, según el cual la mortalidad de la Covid19 parece estar relacionada con la proporción de personas con sobrepeso y obesidad en la sociedad en cuestión.
Así, sociedades como Japón y Corea del Sur, con bajísima proporción de personas con sobrepeso y obesidad, tienen también una tasa de mortalidad relativamente baja, mientras en Estados Unidos y Gran Bretaña, con un 67,9% y 63,7% de adultos pasados de peso, la tasa se eleva hasta 153 y 184 muertes por cada 100 000 habitantes.
Aclaramos que no necesariamente esta relación tiene que ser causal. Ambas variables pueden estar relacionadas a una causa común profunda, la cual sería la que determina el que a la vez unas sociedades tengan mayores niveles de sobrepeso, y unas tasas de mortalidad más altas al aparecer una epidemia de esta enfermedad específica.
Aclaro esto no solo por mi interés en la filosofía de la ciencia, sino porque sé dónde vivo, y no me extrañaría que en una próxima Mesa Redonda el señor Miguel Díaz-Canel anote como un punto a favor de la gestión de su gobierno, dizque revolucionario, esa bajada de algunas libras, más o menos, que todos los cubanos que no usamos guayabera o uniforme de oficial del MININT hemos experimentado en los últimos meses. O que en el programa de Abel Falcón el Gobernador de la Provincia señale como una decisión bien estudiada, por nuestro bien, la desaparición del aceite de comer de la red de tiendas en moneda nacional.
No sería la primera vez. Sin duda anotar la bajada de la natalidad en la sociedad cubana como un logro de la Revolución, que la ha aproximado a los estándares de las sociedades desarrolladas, es puro cinismo. El cual, sin embargo, muchos no ven, como tampoco que la alimentación de cualquier niño en Cuba implica gastos muy por encima de las posibilidades del cubano trabajador; o que la pareja promedio cubana no podrá tener casa propia hasta llegar a los cuarenta…