El Arresto de Otaola. Ironía y Conspiraciones

El arresto de Otaola puso en evidencias ironías y contradicciones: por un lado, acabó desviando la atención y dándole un respiro a la presión mediática que enfrenta el régimen cubano con la protesta del Movimiento San Isidro; por otro lado, provocó que sus simpatizantes inundaran las redes llamando al arresto “injusto”, cuando ellos mismos habian pasado meses realizando caravanas y manifestaciones a favor de “La ley y el orden”, para cuestionar el derecho de muchos otros estadounidenses, principalmente afroamericanos, de reclamar lo que también ellos consideraban un trato injusto por parte de la policía. 

 

Este sábado el conocido youtuber cubano Alexander Otaola fue detenido mientras se manifestaba a favor del Movimiento San Isidro, frente al simbólico restaurante Versailles. Varias cámaras captaron y divulgaron el momento en que era esposado y conducido dentro del auto de la policía. No faltó la declaración de la representante electa Maria Elvira Salazar(R) en apoyo al presentador y el llamado a que Francis Suarez, alcalde de la ciudad de Miami, intercediera por él. Poco después, Otaola fue puesto en libertad y caracterizó el acontecimiento como un “malentendido”. 

Muy probablemente haya sido, en efecto, como dice Otaola, simplemente una serie de coincidencias que lo llevaron a ser transportado en el auto de policía, pero esto no ha sido tomado con ligereza por muchos internautas. La cuestión es que, precisamente, ha sido Otaola y su arresto, quien ha puesto una pausa en el ciclo de noticias sobre los manifestantes del Movimiento San Isidro, dándole un respiro comunicativo a un asunto que en estos momentos, mantiene al régimen cubano en una intensa pelea de medios y mensajes. Es como decir que nadie hizo ayer nada más conveniente para el régimen cubano, que Alexander Otaola, quien ha devenido su principal fiscal espontáneo en el sur de la Florida.

Obviamente, hay material para los teóricos de la conspiración, yo no tengo absolutamente ninguna evidencia para decir que Otaola siga ninguna instrucción del régimen cubano y, personalmente, no creo que lo sea. Lo que sí es posible afirmar, sin temor a equívocos, es la profunda ironía de los sucedido la tarde anterior.

En primer lugar, el presentador ha elaborado una llamada “lista roja” donde enumera a personas que considera propagandistas del régimen, así como a opositores que no considera dignos o legítimos; pero resulta ser precisamente él, quien acaba dándole un respiro mediático al aparato de comunicación de La Habana, cuando más ellos lo necesitan. 

Por otro lado, Otaola y sus seguidores pasaron todo un año impulsando manifestaciones a favor de la consigna “Ley y Orden” y “Blue Lives Matters”; pero es en el mismo momento que Otaola es conducido hacia el auto de policía, cuando sus seguidores invaden las redes con memes, hashtags y posts caracterizando el acto como “injusto” y exigiendo su liberación “inmediata”. 

¿Qué pasó con aquello de la Ley y el Orden? ¿Es que sólo cuando los arrestos son entre sus simpatizantes se trata de acciones “injustas” e injustificadas? ¿Por qué le cuestionaron la posibilidad de protestar y descaracterizaron a otros, quienes también consideraron “injusto” e injustificado el arresto de sus familiares, vecinos o amigos? Todo esto, por supuesto, tuvo un objetivo en su momento: promover la candidatura de Donald Trump, quien había sido incapaz de manejar apropiadamente los conflictos raciales durante su presidencia. El problema es que esta acción a favor de Trump fue impulsada a costa de los reclamos legítimos de muchos estadounidenses, principalmente afroamericanos, por lo que también consideraban un trato injusto de la policía.

En cualquier caso, las posturas del conocido youtuber fueron ayer protagonistas de dos grandes ironías: haberle hecho el mayor favor a la propaganda del régimen de La Habana y haber estado en la posición del arresto “injusto”, que él mismo estuvo meses cuestionando a miles de personas el derecho a que realizaran un similar reclamo.

 

Ver tambien: Palazos, comerciales y la aspiración democrática en Miami

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