El día de nuestros Derechos Humanos

El día de los Derechos Humanos es difícilmente una celebración que pueda conducir ningún estado. Ni los Estados Unidos, ni Cuba, ni posiblemente ningún estado nórdico de los que más altos índices de felicidad tienen en el planeta. Los Derechos Humanos son una celebración de la gente, de los activistas, de las minorías, de los héroes anónimos, que lograron que las instituciones reconocieran sus reclamos, sin posiblemente mucho agradecimiento o apoyo de sus contemporáneos.

Los estados están, ciertamente, en la obligación de regular y proteger los Derechos Humanos. El 10 de Diciembre es el día de estos derechos, precisamente, porque un día como este se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948. Una de las razones para que sean reconocidos a nivel internacional, es recordarles a los estados nacionales, que el ejercicio de su poder soberano está limitado por el cuidado que deben prestar a estos derechos “inalienables” de su pueblo. El mundo no quiere otro Hitler, que sea capaz de exterminar en masa y legalmente a sus propios ciudadanos.

Los Derechos Humanos, por supuesto, son utilizados muchas veces por agendas políticas parcializadas, o al menos la retórica que los acompaña. Es importante diferenciar la sustancia de la propaganda, si bien es prácticamente imposible encontrar un estado donde absolutamente todos los derechos humanos sean realizados para cada uno de sus ciudadanos, hay niveles de protección de estos derechos, que pueden ser medibles objetivamente: su regulación a nivel constitucional, su desarrollo en legislaciones orgánicas, la existencia de tribunales constitucionales independientes, la existencia de organizaciones que protejan los derechos de minorías. No todos los estados son iguales en su falta de protección a los derechos humanos.

Los Derechos Humanos, seguirán siendo por ello un elemento de constante conflicto entre los ciudadanos y sus estados, a la par de convertirse en estándares éticos, por los cuales puede ser medido el impacto de las políticas públicas y los objetivos que se trace la propia sociedad.

Olvidémonos de la retórica, de los funcionarios de todos lados.

Hoy es un día para que celebre la gente.

 

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