Hace un año, la prestigiosa revista Nature Communications publicó un estudio muy completo donde los nuevos datos de aumento del nivel del mar y las inundaciones costeras triplicaban las estimaciones de la vulnerabilidad global.
Los que viven en Venecia o en Miami Beach lo saben muy bien.
La conclusión del informe era que, a partir de 2050, se inundarán cada año zonas costeras en las que viven 300 millones de personas. Es una de las consecuencias más directas del ya imparable aumento del nivel del mar debido al cambio climático.
Pero no solo es que el agua nos va a llegar al cuello. La Organización Mundial de la Salud viene alertando hace varios años de que el cambio climático es la gran amenaza emergente para la salud pública.
Un resumen sencillo, avalado por amplias investigaciones científicas en los últimos años de como el cambio climático socava las determinantes ambientales de la salud, incluye:
- Aumento de los impactos en la salud de los eventos climáticos extremos:
El aumento del número de fallecidos por el incremento progresivo de los desastres naturales tales como olas de calor y de frío, las inundaciones, sequias prolongadas como nunca antes y fuegos devastadores es innegable y la magnitud de estos eventos catastróficos es un hecho. Estamos terminado una temporada de huracanes con un record histórico de estos fenómenos atmosféricos.
- Acrecentamiento de la frecuencia de las enfermedades respiratorias debido a los cambios en la calidad del aire y la distribución del polen:
Esta amenaza masiva para la salud respiratoria se produce al agravar directamente las enfermedades respiratorias existentes pero también, al aumentar la exposición a factores de riesgo para las esas enfermedades. El cambio climático aumenta la cantidad de polen y alérgenos producidos por cada planta, la proliferación de moho y las concentraciones de ozono exterior y partículas a nivel del suelo. Las principales enfermedades de interés son el asma, la rinosinusitis, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y las infecciones del tracto respiratorio. El grupo con mayor riesgo de efectos del cambio climático incluye a las personas con enfermedades cardiopulmonares preexistentes.
- Alza de la incidencia de las enfermedades de origen alimentario y transmitidas por el agua, particularmente en las áreas donde los sistemas de saneamiento son precarios:
Ya en 2011, un estudio publicado en la revista del Instituto Nacional de Ciencias Ambientales y de la Salud de EE. UU., Environmental Health Perspective, predecía que el calentamiento del planeta tendría consecuencias en las infecciones transmitidas por los alimentos. En 2015, investigadores del proyecto europeo Veg-i-Trade señalaban la relación entre los cambios en la temperatura y en las precipitaciones con la contaminación de la fruta y los vegetales.
Es un hecho que la persistencia de sequías y la reducción de cosechas harán que en muchos lugares falten productos básicos. Un estudio publicado en The Lancet concluía que estos factores pueden reducir la disponibilidad de comestibles y aumentar la malnutrición, lo que ocasionará en 2050 más de 500.000 muertes extra.
- Cambio en la distribución de las enfermedades infecciosas o de sus vectores, y contribución al posible establecimiento de especies tropicales o subtropicales:
Muchas enfermedades importantes son muy sensibles a los cambios de temperatura y lluvia. Entre ellas figuran las que son transmitidas por vectores, por ejemplo el paludismo, el cólera y el dengue, pero también otras grandes causas de mortalidad como las asociadas a la malnutrición y las diarreas.
- Desplazamiento de poblaciones debido al deterioro medio ambiental, la erosión costera, las inundaciones y la pérdida de tierras de cultivo:
Hay una afluencia de datos que nos dicen que el crecimiento de la población interferirá con el aumento de la desertización y la consiguiente falta de alimentos y de agua, la superpoblación de las zonas costeras inundables y la migración masiva hacia las grandes urbes. Hay investigaciones que cifran entre 200 y 250 millones los refugiados que se verán obligados para esa fecha a abandonar sus lugares de origen por falta de comida.
Por si todo esto fuera poco, las repercusiones del clima en la salud humana no se distribuirán uniformemente en el mundo. Los peores escenarios climáticos tendrán lugar en las zonas más desfavorecidas y pobladas. La mayor vulnerabilidad de los paıses en desarrollo por la masiva restricción calórica y la alta prevalencia de enfermedades infecciosas, la falta de sistemas de salud y la menor posibilidad de adaptación y falta de recursos para adoptar medidas para mitigar el impacto, indican que los efectos sobre la salud debidos al cambio climáticos se producirán sobretodo en África y el sudeste de Asia, y producirán un aumento importante de las desigualdades ya existentes en salud.
La salud mental también se verá perjudicada por este fenómeno, como reflejaba una revisión de investigaciones publicada en la revista Psychological Medicine ya en el 2009. Los desastres naturales o las enfermedades infecciosas asociadas al cambio climático provocan mayor ansiedad, depresión y estrés psicológico y hay cada vez más evidencia de que los eventos climáticos extremos, (que son más frecuentes, intensos y complejos en un clima cambiante) pueden desencadenar el trastorno de estrés postraumático, el trastorno depresivo mayor, ansiedad, depresión, duelo complicado, culpa del sobreviviente, trauma indirecto, fatiga de recuperación, abuso de sustancias e ideación suicida. Tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo, existen datos empíricos que ponen de manifiesto que la sequía puede dar lugar a un aumento desmedido de la tasa de suicidios entre los agricultores.
Por otra parte, en el informe Género, cambio climático y salud, la OMS señala que muchos de los efectos que se esperan variarán en función del sexo: Los desastres naturales en los que influye el clima, como las sequías o las inundaciones, se cobran la vida de un número mayor de mujeres que de hombres, sobre todo, de chicas jóvenes.
Las diferencias entre hombres y mujeres en los riesgos para la salud están directamente relacionados con riesgos meteorológicos por el efecto combinado de influencias fisiológicas, conductuales y socialmente construidas. Por ejemplo, la mayoría de los estudios realizados en Europa ponen de manifiesto que las mujeres corren mayor riesgo de morir en una ola de calor, tanto en términos absolutos como relativos.
La ONG Oxfam Internacional destaca que cuando se producen catástrofes naturales, afectan primero y con más intensidad a las comunidades más pobres. Y puesto que las mujeres representan el 70 % de la población que vive por debajo del umbral de pobreza, ellas soportan la carga más pesada. Además, la expansión de mosquitos y otros vectores que transmiten enfermedades pondrán en riesgo a las mujeres embarazadas, ya que en esa situación sus defensas se ven disminuidas. En relación con la morbimortalidad producida por el cambio climático, no hay dudas que las mujeres lo tienen mucho peor.
El cambio climático es políticamente importante no solo como un problema grave, sino como sitio común donde las divisiones sociales existentes, significados y prioridades se suceden con regularidad. En ninguna parte esto es más claro que en los Estados Unidos, donde los últimos cuatro años de la administración Trump se han caracterizado por una hostilidad ¨posverdad¨ y un discurso negacionista con los temas medioambientales, un favorecimiento de las industrias contaminantes y la retirada del país del Protocolo de Kioto de 1997 y de los acuerdos de Paris sobre reducción de emisiones y polución.
Solo nos queda confiar en que se cambie el derrotero y se preste la necesaria atención a esta amenaza para la humanidad.
La suerte está echada.
Referencias:
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Hayes, K., Blashki, G., Wiseman, J. et al. Climate change and mental health: risks, impacts and priority actions. Int J Ment Health Syst 12, 28 (2018)
Kulp, S.A., Strauss, B.H. New elevation data triple estimates of global vulnerability to sea-level rise and coastal flooding. Nat Commun 10, 4844 (2019).
McMichael A. J., Woodruff R. E., Hales S. Climate change and human health: present and future risks.The Lancet, Volume 367, Issue 9513 p 859-869 (2006)
N Véliz-Mero N., Macías-Cedeño N. y col. El cambio climático y su incidencia en enfermedades tropicales. Dom. Cien., Vol. 5, núm.1. Ene, pp. 459-487 (2019)
Organización Mundial de la Salud: COP24 Reporte Especial: Salud y Cambio climático (2018)
Organización Mundial de la Salud: Género, cambio climático y salud (2016)
Selby, J. The Trump presidency, climate change, and the prospect of a disorderly energy transition. Review of International Studies 45: 3, 471–490 (2019)
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